El reloj de colección como inversión
En épocas de bajo rendimiento en los activos financieros tradicionales o de alta volatilidad en los mismos, determinados valores se revelan como atractivos para los inversores. Oro, arte, joyas, relojes e incluso botellas de vino parecen valores con alta rentabilidad.
Esta percepción es engañosa dado que las variables para controlar si se trata de buenas o malas inversiones son múltiples y, por otra parte, todos se compran y venden en mercados no regulados, lo que hace difícil para el profano interactuar con ellos.
De los mencionados el oro es el más transparente, su precio de compra y venta es público y las transacciones se pueden llevar a cabo en comercios especializados, sujetos habitualmente a altas medidas de control por parte del regulador financiero.
Arte, joyas, vino y otros son activos extraordinariamente complejos por cuando se trata de piezas en la mayoría de los casos singulares, y esta particularidad impide trazar la evolución histórica de su cotización y, por otra parte, se mueven en mercados no regulados en los que la información es altamente asimétrica, dificultando que los particulares puedan obtener buenos rendimientos en ellos.
Un activo para disfrutar cotidianamente
Entre el oro y el resto de los activos se sitúan los relojes, pero ojo, no todo reloj es un valor con potencial de revaloración. Solo determinadas piezas lo son en base a determinados parámetros como la escasez, la moda, la demanda que exista de él o los metales y técnicas empleados en su elaboración. Es también importante considerar que para un mismo modelo también su potencial varía en función de la calidad, el estado de los componentes, los componentes que hayan podido ser reemplazados con el paso de los años, etc.
En resumen, algunos relojes, no todos, pueden ser considerados como inversiones atractivas, pero es muy importante el asesoramiento de un experto a la hora de adquirirlos para poder conocer de antemano todo su potencial.
En todo caso, e independientemente de su futura revaloración, lo que es indudable es que los relojes son de los pocos activos que pueden ser disfrutados en el día a día por parte de los coleccionistas que los atesoran.
El rigor en las tasaciones
No importa que se trate de una pieza de alto valor, o un reloj de los considerados como inversión, una pieza singular o de producción regular. Para Icône es esencial analizar con exquisito detalle todas sus características antes de proceder a su compra. En nuestro corazón somos coleccionistas, no dealers y el mismo nivel de exigencia que aplicamos a cada nueva incorporación a nuestra colección lo aplicamos a cualquier reloj que vaya a llevar nuestro sello de garantía.
Este análisis decíamos que era esencial y lo es por dos razones. En primer lugar para ser capaces de describir con absoluta exactitud el reloj y todos sus componentes: qué piezas son originales y cuáles no lo son, que componentes siendo originales no corresponden a la época de fabricación por haber sido sustituidos a lo largo de su vida, que defectos visibles u ocultos tiene la pieza… todo ello por una segunda razón: poder estimar el precio de mercado del reloj y el potencial de revalorización, si procede, que puede tener en el futuro a fin de trasladar toda esta información a los clientes potenciales.
En lo anterior reside uno de los factores del reconocimiento internacional que tiene Icône, el afán por trasladar al cliente toda la información sobre la pieza para facilitar la mejor decisión de compra posible. Para Icône no se trata de vender relojes sino de guiar al comprador potencial a lo largo de un camino que nosotros, como coleccionistas, hemos recorrido en multitud de ocasiones. Esa tarea de asesoramiento es el principal valor que podemos trasladar a nuestros clientes.