Coleccionar relojes vintage ¿al alcance de todos?
El mundo de los relojes vintage es apasionante para los coleccionistas. El mercado ofrece una gran variedad de marcas, modelos y estilos de tal forma que puede resultar una afición asequible a cualquier bolsillo. Una pasión bastante similar a la caza en cuanto a estrategia y, si se nos permite la analogía, un símil que expone muy claramente la forma que tenemos en Icône de entender el coleccionismo de relojes.
Al igual que en la caza, cobrar la pieza es el momento en el que culmina todo un proceso que para la mayoría de personas es más importante en sí mismo que el propio trofeo. Este es el resultado de un proceso reflexivo; si no definimos el qué, el cómo y el cuándo al final no estamos coleccionando sino acumulando. Es normal en los pasos iniciales de un coleccionista de relojes el ir a por objetivos dispersos, en el caso de los vintage basta con que el reloj sea antiguo (viejo) para entrar en esa categoría, es con el paso del tiempo cuando el coleccionista va cerrando su punto de mira para poderse centrar en piezas que cumplan una serie de requisitos.
Una guía de utilidad para el coleccionista
Con el fin de abreviar el tránsito desde la figura del “acumulador” de trofeos hacia el coleccionista de verdad, ofrecemos una guía basada en nuestra experiencia que esperamos sea de utilidad.
Como hemos indicado, el coleccionismo de relojes vintage ofrece un amplio rango de posibilidades; no solo los relojes deportivos de Rolex fabricados en los años 60 o 70, los relojes Patek o cronógrafos de los años 50 son la base de este coleccionismo, aunque sí los más vistosos y los que más noticias generan en el mercado. En un escalón más asequible aquí van unas recomendaciones generales:
En primer lugar hay que tener en cuenta que se trata de un tipo de reloj en el que existe un gran diferencial en precios entre unidades NOS (new old stock, relojes nunca utilizados y acompañados de cajas y documentaciones originales) y unidades honestas que han sido usadas a lo largo del tiempo con mayor o menor muestras de deterioro. En este punto, salvo colecciones muy importantes, es frecuente descartar esas unidades NOS por precio y centrarse en piezas que, aun usadas, presenten un estado bueno o muy bueno.
Otra recomendación es elegir la marca en función de la atención que esta presta al mundo del coleccionismo: Patek Philippe, Vacheron Constantin, Omega, Blancpain y Audemars Piguet ofrecen la posibilidad de certificar la originalidad de la pieza y la emisión de un documento que así lo atestigua permitiendo al coleccionista acreditar cada una de esas piezas. Lamentablemente no es posible con otras marcas ya sea porque no es política de la empresa ofrecer este servicio (caso de Rolex, Tudor, Breitling entre otras) o bien porque el fabricante ya no existe (algo común en relojes fabricados durante los años 50 y 60).
Criterios de selección de relojes vintage
Generalmente, la marca o periodo de tiempo no es un criterio de selección suficiente por ser demasiado amplio. Pensemos en Omega por ejemplo, durante los años 50 tiene relojes clásicos tanto solo hora como cronógrafos mientras que en los años 60 y 70 la oferta se dispara: clásicos o deportivos, automáticos, manuales o cuarzo. No es algo específico de Omega, todos los fabricantes tienden a ofrecer una amplia gama de catálogo.
Una forma bastante efectiva de reducir el alcance es acotar por funcionalidad: relojes de buceo, cronógrafos de acero, militares, movimientos con fase lunar… las funcionalidades si las cruzamos con los fabricantes ofrecen un nicho muy interesante para enfocar una buena colección de relojes vintage, con la ventaja añadida de poder ir abriendo el foco en la medida en que vamos completando piezas.
Combinando todas las consideraciones anteriores, ofrecemos varías alternativas interesantes para iniciarse en el mundo del coleccionismo vintage, alternativas que intentaremos desarrollar en futuros artículos.
Alternativas para una buena iniciación
Cronógrafos de acero de los años 60: no son difíciles de encontrar y ofrecen un rango de precios muy amplio, desde piezas con movimientos Venus 180/190/200 que podemos encontrar en relojes de multitud de marcas de aquella época en el entorno de 1000-1500€ hasta piezas con movimientos Valjoux 23/72/92 o Lemania en relojes de marcas reconocidas como Omega, Heuer o Breitling el el rango de los 2500-5000€
Relojes de buceo sesenteros: todo coleccionista sabe que el origen de los relojes de buceo está en los modelos presentados por Rolex, Blancpain y Omega a mediados de los años 50, su éxito propició la aparición de un sinfín de marcas que, con una estética similar y movimientos relativamente baratos, ofrecían prestaciones similares a los tres iniciales. Marcas todavía reconocidas como Longines, Girard Perregaux o Tissot pero también multitud de fabricantes ya desaparecidos o absorbidos por otros como Zodiac, Endura, Sandoz, Legrand, Vulcain, Mido, Lucerne, etc.
Todos ellos relojes en el rango de los 400-1500€. En este bloque una importante consideración: con más frecuencia que en los cronógrafos de la misma época, los fabricantes solían recurrir al latón cromado para fabricar las cajas de los relojes con el fin de abaratar costes. Las cajas cromadas son significativamente más asequibles que las de acero pero resisten peor el paso del tiempo, siendo frecuente ver relojes con parte del cromado perdido.
Relojes de uso militar de los años 40: Al final de la II Guerra Mundial, el MOD (Ministerio de Defensa del Reino Unido) decidió dotar a su personal con relojes de pulsera para uso militar con determinadas especificaciones en cuanto a características de la caja, tipo de esfera y agujas, etc. 12 fabricantes suministraron un total de 150.000 relojes aproximadamente. Los fabricantes fueron Buren, Cyma, Eterna, Grana, IWC, JLC, Lemania, Longines, Omega, Record, Timor y Vertex, cada uno de ellos en diferentes cantidades.
Se trata de piezas sobre las que existe muy buena documentación en Internet, todas con movimientos muy robustos, de tamaño entorno a los 35mm y con precios que varían entre 1500 y 5000€ en función del fabricante y estado. Obviamente la ventaja es que se trata de una colección cerrada, solo hay 12 piezas a conseguir, llamadas por los coleccionistas “The Dirty Dozen” en alusión a la película homónima dirigida por Robert Aldrich.
Como uno se puede imaginar, las posibilidades que ofrece el coleccionismo de relojes vintage son enormes sin necesidad de entrar a considerar marcas de elevado precio. Y como siempre, una buena estrategia de partida a la hora de definir el rango de la colección y un buen asesoramiento de los expertos reducirá la compra de piezas no deseadas o que luego tengan que venderse y conseguir atesorar piezas que realmente merezcan la pena.